Feos, sucios y malos

25.03.2016 22:17

 

Por Luis Bruschtein
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El hombre estaba allí desde temprano, parado en un costado de la Plaza con su cartelito y la foto. Será la marcha del 24 número quichicientas a la que asiste. Ya es grande. Pelo ralo y canoso, con barba incipiente que se afeita día por medio como buen jubilado. No canta las consignas, se mantiene callado y firme con su cartelito con la foto de un matrimonio Gutiérrez, detenidos desaparecidos. Es la vieja guardia de la marcha del 24. Al lado se colocan dos pibitos con remeras celestes que llevan escrito Barrilete Kósmico en blanco con letras cursivas. Es una agrupación de estudiantes secundarios, adolescentes inquietos que gritan todo, saltan y bailan con los ojos abiertos al mundo que están descubriendo. Es la nueva generación que se incorpora a las marchas del 24. Los nuevos que llegan y los viejos que siguen. Las marchas del 24 se transmiten de generación en generación con una energía poderosa. Son la columna vertebral en el tiempo de la democracia con su enorme masividad y su inagotable capacidad de síntesis de los nuevos reclamos.