Departamento de Justicia de EEUU no para violencia policial

 
Pic
 

 
 Escrito por: Abayomi Azikiwe

En los últimos años, una serie de departamentos de policía estadounidense con antecedentes de uso de la fuerza letal contra el pueblo oprimido han sido objetos de investigaciones por la violación de los derechos civiles y han recibido decretos de consentimiento del Departamento de Justicia.

Sin embargo, la violencia de la Policía contra el pueblo ha continuado e incluso empeorado. Los recientes asesinatos públicos de Eric Garner, Michael Brown y Tamir Rice han puesto claramente de manifiesto que el Gobierno de los Estados Unidos es incapaz de frenar las fuerzas locales del orden.

De hecho, la militarización de la Policía se está llevando a cabo por el Departamento de Defensa que les está suministrando armas letales, equipos, y vehículos blindados a las unidades de todas las ciudades del país.

Ya era solo para mantenerlas apariencias cuando la Administración de Obama pidió el uso de cámaras por agentes de policía durante una cumbre en la Casa Blanca el 01 de diciembre, pues aquella misma semana un gran jurado de Nueva York decidió no formular cargos contra ninguno de los policías involucrados en el caso la muerte del ciudadano afroamericano, Eric Garner en Staten Island.

El asesinato de Eric Garner fue grabado en vídeo y, sin embargo ni los policías involucrados en el ataque mortal ni los técnicos de emergencia que negaron proporcionarle asistencia que le podría salvar la vida, fueron procesados ​por la oficina del fiscal de Nueva York. El actual alcalde de la ciudad, Bill de Blasio, que se dio a conocer como un liberal progresista durante su campaña en 2013, nombró a William J. Bratton, uno de los defensores de la teoría policial de “parar y registrar” y “ventanas rotas” como el comandante en jefe de la policía de la ciudad.

Detroit estaba bajo dos decretos de consentimiento Federal por 11 años

La ciudad de Detroit es un claro ejemplo del fracaso sistemático del Departamento de Justicia y los tribunales federales para eliminar la mala conducta y la brutalidad de la Policía. Desde la Gran Migración de los afroamericanos y las olas levantadas por el movimiento obrero durante el siglo XX, la historia de la represión de las personas por parte de la Policía se ha convertido en una parte inalienable de la estructura política de esta ciudad.

En julio de 1967, mientras la segregación residencial, el racismo institucional y la brutalidad policial iban en aumento, los afroamericanos se levantaron en la más grande rebelión urbana en la historia de los EE. UU. hasta entonces. En aquel momento, la Policía desarrolló unidades móviles para reprimir el levantamiento y, finalmente, formó la temida unidad conocida como STRESS (por primeras letras de la expresión Detenga los Robos y Disfrute de Calles Seguras en inglés), que fue el responsable del asesinato de 33 personas durante 1971-1973.

A partir del año 2000, debido a una serie de asesinatos de civiles cometidos por policías, la División de Derechos Civiles del Departamento de Justicia inició una investigación de tres años. En 2003, el Departamento de Justicia llegó a un acuerdo con Detroit para que se lleve a cabo un seguimiento de 11 años sobre las actividades de las policías por parte de varias empresas privadas supervisadas por un juez federal. Aunque la medida no hizo que la violencia policial se disminuyera de inmediato.

El asesinato de civiles a mano de las policías continuó e incluso se intensificó mientras que la supervisión federal estaba en marcha. Decenas de millones de dólares de impuestos locales fueron entregadas a monitores privados que abusaron de los fondos sin moverse ni un dedo para que los oficiales responsables por estos asesinatos y otros actos violentos fueran llevados ante la justicia.

El 16 de mayo de 2010, un ataque armado de la Policía a una dirección equivocada resultó en la muerte de Aiyana Jones, de siete años de edad, en el este de la ciudad. Por aquel entonces, la ciudad de Detroit ya llevaba siete años bajo dos decretos federales de consentimiento contra el uso de la fuerza letal y las deplorables condiciones existentes en los calabozos.

Fue sólo debido a la presión pública que el policía blanco, Joseph Weekley, fue acusado por cargos de homicidio involuntario y descarga imprudente de un arma de fuego. Sin embargo, no fue emitida ninguna condena contra Weekley quien sigue trabajando en la ciudad de Detroit y gozando la plena libertad.

Los decretos de consentimiento fueron levantados al fin en la situación de emergencia y la bancarrota en 2014 dejando la Junta de Comisarios de Policía despojada de la limitada autoridad que tenía desde su creación bajo la Carta Puebla en 1974, cuando el primer alcalde afroamericano Coleman Young ocupó este cargo. La Comisión sirve ya en gran medida como un lugar para presentar quejas sobre la mala conducta policial donde se quedan prácticamente sin acciones disciplinarias.

-Sólo la lucha de masas y la Organización Revolucionaria puede terminar el Terrorismo de la Policía

Ahora, otras ciudades como Cleveland están bajo otros decretos de consentimiento de la misma índole. Cleveland había estado bajo vigilancia federal antes e incluso cuando emitieron el fallo por consentimiento del fiscal general, Eric Holder. Sin embargo, ningún policía fue arrestado o acusado por el reciente asesinato de Tamir Rice, de 12 años de edad, que estaba jugando con una pistola de juguete en un parque público cuando fue abatido a tiros por un policía.

Cincinnati, Los Ángeles, Filadelfia y numerosos municipios han experimentado situaciones similares de involucración federal que no han parado la mala conducta ni la brutalidad. Mientras tanto, la Casa Blanca, el Pentágono y los tribunales desde el nivel federal hasta los sistemas judiciales locales, defienden categóricamente a los agentes de Policía en situaciones relacionadas con la violencia contra los afroamericanos, los latinos y otras minorías.

Sólo han sido las rebeliones y manifestaciones masivas las que han empujado la cuestión de la violencia de la Policía contra el pueblo a las primeras líneas de las discusiones políticas dentro de los EE. UU. Si la gente no hubiera salido y demostrado su ira por el asesinato flagrante de Michael Brown en Ferguson, Missouri, estas cuestiones no habrían sido reconocidas incluso por el gobierno y los medios de comunicación corporativos.

Las agencias policiales que operan bajo el mando del sistema capitalista de EE. UU. están exclusivamente al servicio de las empresas y el sistema represivo. Para eliminar la mala conducta policial y la brutalidad, es necesario transformar el aparato que controla el Estado a través de la transferencia de riqueza de la clase dominante a los trabajadores y los oprimidos.

Y esto, sólo podría llevarse a cabo cuando sea la mayoría de la sociedad quien tiene el poder, ya que décadas de “reformas” a través de “programas de formación” y las investigaciones federales no han cambiado la situación en lo más mínimo.

ymc

Abayomi Azikiwe es un organizador del Partido Mundial de los Trabajadores de de Detroit y el editor del sitio Web Pan-African Newswire.